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Al meditar la mente detiene su monólogo constante, parece bajar la "velocidad" e ir en cámara lenta. Las preocupaciones desaparecen. Te sientes en paz.
Los que meditamos sabemos y experimentamos los beneficios de la práctica.
Lo que las últimas investigaciones sobre el tema han encontrado es tan sorprendente que muchos que no aún desconocen o ven a la meditación como algo "extraño" quedarán convencidos de sentarse en un almohadón a meditar.
Los últimos estudios sugieren que la meditación puede cambiar la forma en que percibes el mundo remodelando la estructura física del cerebro.
La Universidad de Carolina del Norte (EUA) reveló que sus estudios demostraron que la meditación mejora el estado de ánimo, la fluidez verbal, la memoria y la rapidez de aprendizaje. Y que los beneficios se comienzan a producir a los cuatro días de iniciada la práctica diaria!
Los voluntarios que meditaban 20 minutos diarios demostraron que sus cerebros procesaban la información a una velocidad hasta diez veces superior que el resto (que los voluntarios que no meditaban).
"Todo lo que hacemos y experimentamos cambia nuestro cerebro. "
Para comprobar cómo la meditación cambia la estructura del cerebro, el departamento de neurología de la escuela de medicina de la Universidad de California-Los Ángeles sometió a 22 meditadores y 22 no meditadores a un MRI (Imagen por resonancia magnetica).
Se encontró que los cerebros de las personas que meditaban tenían más materia gris en regiones que eran importantes para la atención, la regulacion de las emociones y la flexibilidad mental.
Eileen Luders (la científica a cargo de la investigación) cree que el aumento de la materia gris en los cerebros de los meditadores debe hacerlos mejores controlando su atención, manejando mejor sus emociones y haciendo decisiones conscientes.
¿Cómo meditar?
Para comenzar a meditar no necesitas un sensei que te enseñe, ni internarte en un monasterio.
Puedes empezar a practicar 10 minutos cada día (puedes programar la alarma de tu celular).
Lo que sigue es la explicación para la meditación sobre la gratitud ( que se ha comprobado que mejora el ánimo, el sentido de propósito y satisfacción en la vida).
Voy a transcribir la explicación que dá Javier Akerman, psicólogo, autor y practicante de la meditación:
Todos los días intenta sentarte cómodamente, con la espalda recta, a una hora determinada.
Puedes encender un incienso y prepararte un delicioso té de canela o de menta. Afloja las prendas de vestir.
Si sufres de ansiedad o del síndrome de Bournout ("estar quemado") harías bien en seguir estos consejos y practicar este sencillo ejercicio diario. Puedes hacerlo al finalizar el trabajo o antes de comenzar el día. Lo importante es que seas constante. Nada pierdes y vas a ganar mucho si te decides a practicarlo. Además... ¡es gratis!
1. Respira pausada y profundamente por la nariz, pero sin intentar controlar la respiración; simplemente sé consciente del acto de respirar.
2. Cierra suavemente los párpados al cabo de dos o tres minutos.
3. Junta las manos a la altura del corazón, con los dedos pulgares pegados al pecho, en posición "Namasté".
4. Mentalmente agradece el simple hecho de estar vivo, de respirar, de tener personas que te quieren, de tener un trabajo... Reflexiona sobre todo aquello por lo que debes estar agradecido.
5. Mantén esta sensación y este pensamiento sin perder el ciclo pausado de respiraciones. Al cabo de tres o cuatro minutos dí mentalmente: "Gracias". No importa si eres creyente, ateo o agnóstico, lo importante es sentir la gratitud y llevar a la conciencia diariamente todo aquello pasamos por alto pero que nos aporta grandes beneficios. Pasamos la mayor parte de la vida centrados en "lo malo" y no disfrutamos de "lo bueno" que nos rodea.
6. Después permanece unos minutos respirando tranquilamente, sin expectativas. No anticipes nada. Si te distraes sencillamente regresa a la respiración, siente como entra y sale por la nariz. "Cada respiración es algo único". Debes ir aumentando de forma progresiva el tiempo hasta llegar, a ser posible, a 20 minutos de práctica diaria. Puedes programar el tiempo con la alarma de tu teléfono móvil (celular).
7. Finalmente abre los ojos y bebe la infusión saboreando cada trago. No la bebas de golpe, disfruta de su sabor, temperatura y densidad. No analices, simplemente fluye y saborea cada sorbo lentamente. Y antes de levantarte... sonríe. Trata de sonreír a pesar de los problemas que puedas tener. Es el mejor regalo que puedes hacerte todos los días.
Si quieren profundizar en el tema pueden leer el artículo de Kelly McGonigal "Your mind in meditation" .
Les recomiendo escuchar los podcast de Gustavo Diex:
Cómo meditar: